16 de octubre de 2025

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Cuando un gobierno pretende silenciar al periodismo, es porque no logra sostener sus mentiras

Ayer 3 de mayo fue el DÍA DE LA LIBERTAD DE PRENSA, decretado por la ONU en 1993.

En esta fecha se evalúa el estado de la libertad de prensa a nivel mundial, la defensa a los ataques a la independencia de la prensa y de los periodistas y se rinde homenaje a aquellos profesionales del periodismo que han perdido la vida en el ejercicio de su labor.

La libertad de prensa es el derecho que tienen todos los medios de comunicación de investigar y mantener informada a la sociedad en general sobre los hechos y acontecimientos que suceden en el día a día, sin que por ello, puedan ser víctimas de censura, acoso, hostigamiento o algún tipo de coacción durante el ejercicio de su profesión.

La libertad de prensa goza de una garantía constitucional, a través de la cual, de forma totalmente libre y democrática, las personas pueden unirse para crear medios de comunicación autónomos y libres de censura.

EN ARGENTINA:

Ya ha pasado, ya nos ha pasado.

Suman 223 los periodistas y trabajadores de la Comunicación desaparecidos y si se incorpora a cinco estudiantes de Comunicación, el número de víctimas llega a 228 en la última dictadura cívico-militar-eclesiástica ocurrida en Argentina entre 1976 y 1983.

“Fue la tragedia más grande del periodismo argentino”, decía Osvaldo Bayer en el prólogo del libro Periodistas desaparecidos. Las voces que necesitaba silenciar la dictadura. Corría el año 1998 y el listado de periodistas desaparecidos llegaba a 101 casos. El número corroborado actualmente por el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) es de 223 periodistas, trabajadores de prensa y obreros gráficos desaparecidos. A esa cifra, hay que sumarle 5 casos de estudiantes de Comunicación.

Y ahora, luego de 42 años de Democracia, un gobierno elegido por el voto popular, carga contra los medios de comunicación como si fueran (fuéramos) los culpables de que las cosas no les salgan como pretenden y entonces, lo mejor es tratar de silenciar a la prensa. Ir contra aquellos periodistas que no se alineen al gobierno, e incluso agredirlos, como los últimos casos de Pablo Grillo y Antonio Becerra. A uno le dispararon y al otro quisieron intimidarlo para evitar que tome fotografías.

Lo cierto es que les guste o no, el periodismo no va a quedarse callado, ni antes, ni ahora, ni nunca. Porque por más que silencien a algunos, habrá otros que levanten las banderas de la Libertad de Prensa. ¿Para qué?, para que el pueblo, la gente, se informe de lo que sucede.

Solo falta que al gobierno nacional se le ocurra cerrar las redes sociales, en un intento por acallar al periodismo. Aunque si eso llegara a pasar, ya el pueblo dejará de tolerarlo y tomará las calles.

Aunque haya cosas que no gusten, que no sea del agrado de los poderosos, los medios de comunicación seguirán dando batalla, una batalla que enfrente armas contra cámaras de foto, video y teléfonos móviles.

SI A LA LIBERTAD DE PRENSA!!!

Carlos Zampini

Sindicato de Prensa de Buenos Aires N° 2524.-