
SI NO ME DEJARAN AMARTE
Don Luis mira a su mujer, que está guardando en el bolso una caja de curitas, un frasco de alcohol en gel y un paquetito de algodón.
Cumplieron cincuenta años de casados hace dos meses. Los cuatro hijos y los ocho nietos vinieron al asado.
-¿Vas a la peluquería?-, le pregunta cuando la ve agarrar el saquito verde, el de salir.
-No, me voy a la Marcha-, le dice ella, abrochando los botones hasta arriba, como hace siempre.
-¿A qué marcha?
-A la Marcha del Orgullo, viejo, ayer te dije que era hoy.
A don Luis casi se le cae el mate de la mano.
-¿Esa donde están todos medio en pelotas y van los putos y los travas, y andan todos cantando y besándose? ¿Sos loca vos? ¿A qué vas a ir ahí?
Nélida duda un momento y mira su relojito, ese que le regalaron los hijos el último día de la Madre, y decide que hay tiempo.
Se sienta en la mesa del comedor, frente a su marido, y le agarra la mano. Es raro eso, ellos no son de andar tocándose, les da un poco de vergüenza, porque ya no son jóvenes.
-Mirá Luis, nosotros hemos tenido una buena vida.Nadie nos dijo que no nos podíamos casar, tener hijos, trabajar. Siempre creímos que éramos libres, pero la verdad que no, solo fuimos obedientes. A estos chicos, a estas chicas, les pegan, los persiguen, los matan, porque quieren hacer lo mismo que hicimos nosotros, pero con quien ellos quieran. Si a mí me hubieran dicho que yo no te podía querer, yo habría salido a marchar.
-Pero es distinto, estos son distintos, son todos raros.
-Y sí, viejo, todos los enamorados son raros, todos los libres son raros. Pero raro no es malo. Además, qué tiene de raro enamorarse, querer trabajar en paz, vivir en paz, sin que te digan Luis ya sabe que ganó ella, pero intenta el cómo y con quién?
último argumento: -¿Pero y a qué hora vas a venir? ¿A qué hora vamos a comer?
Nélida sonríe y por un segundo el tiempo retrocede medio siglo y él vuelve a verle el pelo largo y castaño y los ojos que le encendían el alma cuando sonreían. -Vas a tener que aprender a usar el teléfono, viejo. En la heladera está el número de la pizzería.
Fragmento del libro Cartas para la manada, por @soyceciliasola Imagen: Quino. #RevistaSudestada
Más historias
Nuevo curso de Manipulador de Alimentos en Roque Pérez
Jornada de concientización en el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama
“No tengas miedo, contá todo”: la arenga de Juan Grabois a Fred Machado para que hable