
Todos hemos sido chicos, hemos sido adolescentes, pero no todos hemos tenido que pasar parte de esa adolescencia en una pandemia. La pandemia del actual brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19) que lleva ya más de 1 año en el país, fue notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019.
En argentina se inició la llamada cuarentena, el 20 de marzo de 2020.
De esta manera, miles de adolescentes se quedaron con muchos sueños por cumplir, con muchas cosas por hacer. Al igual que muchos de nosotros, adultos y que muchos niños y niñas.
Etapa difícil la adolescencia, el paso entre la niñez y la adultez, que no todos pasan de la misma manera.
Dicen los medios dedicados al tema de la adolescencia que alrededor de los 15 y hasta los 18 años es una etapa en la que la identidad se va definiendo dentro un grupo de amigos. Una vez superada la fase de aislamiento anterior necesitamos rodearnos de amigos con los que crear un microcosmos y vestir igual, hablar igual, ir a los mismos lugares, escuchar la misma música y vivir las mismas experiencias.
Una palabra que define muy bien esta etapa es «salir». Salimos para conocer el mundo y todo lo que nos ofrece: discotecas, bares musicales, conciertos, asociaciones, centros deportivos, cultura, diversión y ocio.
El grupo de amigos es importante en esta etapa. Nos sentimos identificados y comprendidos pero en ocasiones la influencia puede ser tal que nos haga sentirnos mal. Ante determinadas situaciones hemos de aprender a decir que ‘no’. Una amistad real hace que nos sintamos apoyados pero también libres de tomar nuestras propias decisiones.
Encima de lo difícil que es esta etapa, ahora, desde hace más de un año, la pandemia y las prohibiciones. Y a la juventud, todo aquello que está prohibido le llama la atención (recuerden cuando fueron chicos si son ahora adultos). Son como desafíos, como ese crecimiento de la mano de la rebeldía. Y aquí me tomo la licencia de expresar que si cuando uno es joven no es rebelde, pues algo anda mal.
Pero esa rebeldía debe ser bien entendida y no debe ni poner en riesgo al propio joven, ni mucho menos a terceros.
Entonces ¿qué se podrá hacer para que paren de una vez con estas fiestas clandestinas?. Esa es una asignatura pendiente de las autoridades (no solo las locales, sino las mundiales, las de todos lados). Porque ser joven y aguantar estar encerrado tanto tiempo, realmente debe ser muy feo.
Podría trazar un paralelismo con los 14 meses en los que hice el servicio militar obligatorio, no daba más, me quería escapar, no quería estar más de «colimba».
Hay mucha gente creativa y pensante en el país, a alguien se le tiene que ocurrir qué se podrá hacer para que los pibes puedan hacer una «joda» sin que se «jodan» ni ellos, ni nadie.
Porque hay muchas actividades que se siguen realizando igual,por poner un ejemplo cito el fútbol.
La Copa América se hará en Brasil con todos los jugadores hisopados.
¿Qué solución podemos darles a los pibes? Porque ir a pelear a quienes organizan las clandestinas, no es la solución. Nada que tenga violencia puede ser positivo.
Pensemos, por favor y ustedes, traten de bancar a ver si se logra llegar a alguna manera de que puedan pasarla bien, pero legalmente.-
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