
«Por suerte apareció el dueño. Eran los ahorros de toda su vida», contó Jorge a El Litoral. Y añadió: «Lloramos juntos cuando llegó a mi casa. Me ofreció una recompensa de 100 mil pesos, pero no los acepté. Lo que no es mío, no me pertenece. Sólo le pedí un cordero para festejar año nuevo”.
De acuerdo con el medio citado, el dueño del dinero es un empleado rural que estaba viajando a dedo en la caja de una camioneta cuando perdió el dinero. Cingolani pudo dar con él a través de las redes sociales.
“No sentí que debía aceptar la recompensa. Si la agarraba, le estaba sacando algo que es de él. Nunca fue mi intención quedarme con la plata o que me den dinero a cambio. Sentía que si agarraba algo era aprovecharme de él. Ver llorar a esa persona fue demasiado. Lloramos los dos juntos”, explicó Cingolani.
Nota gentileza de MinutoUno.-
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