
La cancha del Bicho recibió a cientos de devotos fieles de la magia del ídolo. El club en donde surgió el «Diez» volvió a ser epicentro del recuerdo.
El barrio de La Paternal, la Asociación Atlética Argentinos Juniors (AAAJ) y devotos fieles de la magia del ídolo eterno se conjugaron hoy para brindar un abrazo al cielo y saludar simbólicamente a Diego Maradona, quien este sábado hubiera cumplido 61 años.
A poco menos de un año de ese fatídico 25 de noviembre de 2020 que quedará impregnado en la memoria de todos los argentinos, el club en donde surgió el «Diez» histórico del seleccionado argentino resolvió volverse epicentro de este tributo, que contó con la concurrencia de más de 5 mil espectadores en las tribunas.
El propio presidente del «Bicho», Cristian Malaspina, informó cuando el evento recién arrancaba y tomó la palabra que “la decisión de aquí en más es celebrar todos los 30 de octubre el cumpleaños de Diego (Maradona)”.
“Es la persona que más alegrías le dio a la gente sin pedir nada a cambio. Eso habla de su nobleza”, elogió el titular de Argentinos Juniors, en el campo de juego, cuando la gente todavía se acomodaba en las butacas.
Malaspina también reinvindicó las figuras de las hermanas (Ana, Rita, Elsa) y hermanos (Raúl; Hugo no estuvo presente por vivir en el extranjero), de quienes dijo que “son gente del barrio que siempre vivieron cerca y a la que queremos mucho”.
Es que la simbiosis Maradona-La Paternal-Argentinos Juniors es inequívoca, más allá de que Diego se forjó como hincha de Boca Juniors, a partir de ese romance que vivió con el pueblo xeneize, conquista incluida del Metropolitano 1981.
Y hoy que el eterno capitán del seleccionado albiceleste es “…un muerto que no para de nacer” parafraseando a Bersuit en ‘La Murguita del sur’, el denominado ‘semillero del mundo’ no escatima esfuerzos en proclamar su orgullo a cuatro vientos: de Juan Agustín García y Boyacá salió el mejor jugador futbolista de la historia.
Por eso, exjugadores emblemáticos de AAAJ reconocen la figura del ‘10’ y el legado eterno que dejó. Así, Sergio «Checho» Batista, compañero de Diego en el título del seleccionado argentino en México ’86, reconoce que “todos los estadios del fútbol argentino deberían tener cosas que recuerden a Maradona”.
O Claudio Borghi, quien también integró –aunque con poco rodaje- ese equipo del DT Carlos Bilardo que le ganó la final a Alemania por 3-2 en el estadio Azteca, admite haber sido “un privilegiado porque pude disfrutar del mejor jugador y, además, de su don de gente”, explicó.
E inclusive Adrián Domenech, histórico marcador de punta del «Bicho» en los ’80, recordó que Maradona “cambió la historia del club, así como (Lionel) Messi hizo lo mismo en el Barcelona. Tuve la suerte de compartir ese momento en que lo subieron a Primera”.
“Maradona no se vende; Maradona no se va; Maradona es del barrio; barrio de La Paternal” entonaron los ocupantes de la cabecera que da espaldas a la calle Boyacá y el cántico abonó la teoría de que –cual túnel del tiempo- se había regresado a fines de la década del ’70. Lo cierto es que, en este tipo de situaciones futboleras, el relato se trasmite de generación en generación para que los más chicos interpreten la historia como si la hubieran vivido “in-situ”.
Todo se conjugó para que este «Pelusa Eterno» (tal la denominación del evento) sea una verdadera fiesta. El set elegido por un generoso cantor popular de tantos llamado Hernán «Cucuza» Castiello (hincha de Atlanta, pero exjugador del club en inferiores) para recrear ‘El sueño del pibe’ (con Ariel Ardit) o ‘Para verte gambetear’ (con Ariel Prat), ese candombe-gema ideado por La Guardia Hereje, hace ya un tiempo, para homenajear a Diego.

También hubo tiempo para un partido de apenas 20 minutos, en el que históricos integrantes de Los Cebollitas (como Gregorio «Goyo» Carrizo, Daniel «Tabita» García, Victor Chaile o Claudio Rodríguez) se midieron con exintegrantes de seleccionados argentinos, campeones mundiales en el Juvenil Japón 1979 o en México 1986 (estuvieron Sergio García, Juan Barbas, Osvaldo Rinaldi, Abelardo Carabelli, Ricardo Giusti, Héctor Enrique, Oscar Garré y Osvaldo Escudero, entre otros) El resultado (2-2) es simplemente una anécdota.
El único abucheado de la noche resultó, casualmente, el actual presidente de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, quien recibió –de parte de Malaspina- una camiseta enmarcada de Argentinos Juniors con la número 10 de Maradona con números rojos sobre fondo blanco.
EN BOCA:
La Bombonera explotó en un emotivo homenaje a Diego Maradona, que hubiese cumplido 61 años, a los 10 minutos del partido entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata por la 19na fecha del torneo de la Liga Profesional de Fútbol.
En la Bombonera el homenaje tuvo un clima especial: de un lado Boca, club del que Diego es uno de sus máximos ídolos (y en el que tenía un palco desde donde expresaba habitualmente su amor azul y oro); del otro, Gimnasia, equipo del que el astro era director técnico al momento de su muerte, el 25 de noviembre del año pasado, y con cuyos colores tuvo sus últimas apariciones públicas.
Las emociones comenzaron temprano: banderas de Diego desde todas las tribunas, su palco expectante, una gigantografía con su cara cubriendo el círculo central, el recuerdo permanente hacia «D10S». Y siguieron en los minutos previos al inicio del encuentro.
Los dos equipos salieron al campo de juego vistiendo camisetas blancas también con el rostro del «10». Y el capitán de Boca, Carlos Izquierdoz, junto con el colombiano Frank Fabra, le entregaron una camiseta y una plaqueta recordatoria a Dalma Maradona, la hija mayor del astro, la que solía acompañarlo a los partidos.
Después, y como se reprodujo en todos los partidos de fútbol de fin de semana, la emoción mayor llegó al minuto 10.
El árbitro Ariel Penel detuvo las acciones, en la pantalla gigante se sucedieron imágenes de Maradona en sus distintas etapas como jugador de Boca Juniors (y también como fanático) y los hinchas, muchos de ellos con una careta de Diego con el mechón amarillo que lucía en el 95, cuando volvió a la institución, se unieron en un canto que ya es leyenda: Maradóoooo, Maradóooooo.
«A los 10 homenajeamos al 10», recordaban las caretas. «Lo quería Barcelona, lo quería River Plei», cantó la hinchada.
Dalma, en el palco familiar que da a la calle Iberlucea, colgó una camiseta reclamando «Justicia» por su padre, en el marco de la causa judicial en la que se investigan las eventuales responsabilidades de su fallecimiento; mientras un manojo de globos azules y amarillos elevaban hacia la noche estrellada, inolvidable, una camiseta con el apellido idolatrado.
Télam.-
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