
El Acuerdo de París marcó una nueva era en la respuesta colectiva de los
gobiernos al cambio climático concertada para involucrar a los sectores de
la economía, la sociedad y todos los niveles de gobierno en la consecución
de objetivos climáticos multilaterales.
Por Prof. Norberto Ovando*
Energía renovable, importante en la transición de los combustibles fósiles
En unos meses se cumplirán diez años del tratado internacional denominado
“Acuerdo de París” (adoptado por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de
diciembre de 2015 que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016)
jurídicamente vinculante. El Acuerdo transformó la política del cambio
climático alejando un sistema de objetivos de arriba hacia abajo e
introduciendo un marco más flexible basado en planes nacionales,
compromisos voluntarios y objetivos compartidos.
Este enfoque abrió un espacio para que ciudades, regiones, empresas,
inversores y la sociedad civil contribuyeran de forma más directa. También
revitalizó la cooperación internacional, contribuyó a ampliar la base de la
acción climática global y limitar el calentamiento global a 1,5 grados
Celsius.
Desde entonces, la acción climática se ha expandido drásticamente. Las
empresas han establecido objetivos de cero emisiones netas y las ciudades
han puesto en marcha programas locales de adaptación y resiliencia. Las
comunidades indígenas han restaurado ecosistemas dañados y las
instituciones financieras han comenzado a transferir capital. En todos los
sectores y regiones, el número de iniciativas ha aumentado para apoyar la
formulación de políticas nacionales.
Sin embargo, la experiencia de la última década ha demostrado que, si bien
el marco ha ampliado la participación y ha generado avances significativos,
no ha resuelto la necesidad de una mayor coordinación, una ejecución más
clara y un apoyo más consistente para impulsar aún más la acción en todo
el mundo. Muchas iniciativas siguen operando de forma aislada, con
mecanismos limitados para comprender el progreso colectivo o conectar
esfuerzos entre sectores.
Para abordar este problema, los Campeones de Alto Nivel sobre el Clima y
la Asociación de Marrakech han lanzado un programa de trabajo que se
centra en alinear la acción climática ya en marcha en todos los sistemas de
los que todos dependemos.
Este programa constituye la columna vertebral operativa del recién
lanzado… “Agenda de acción brasileña de la COP30”, que pone los esfuerzos
existentes en un foco más nítido en torno a 30 objetivos compartidos
alineados con el inventario Mundial.
Los objetivos de la Agenda de Acción de la COP30 se agrupan en seis ejes
principales:
-transición energética, industrial y de transporte;
-gestión de bosques, océanos y biodiversidad;
-transformación de los sistemas agrícolas y alimentarios;
-desarrollo de la resiliencia de las ciudades, la infraestructura y el agua;
-fomento del desarrollo humano y social; y
-un enfoque transversal en facilitadores como las finanzas, la tecnología y el
desarrollo de capacidades.
Los objetivos abarcan desde triplicar la capacidad de energía renovable y
detener la deforestación hasta lograr el acceso universal a una cocina limpia
y garantizar sistemas de agua seguros, sostenibles y equitativos.
El esfuerzo está estrechamente vinculado a los procesos de planificación
nacional en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París. Al alinear las iniciativas
voluntarias con las Nationally Determined Contributions (NDCs) –
Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y los National
Adaptation Plans NAPs – Planes Nacionales de Adaptación (PNA), el
programa de trabajo busca conectar la ambición global con la
implementación local, garantizando que la acción climática no solo sea más
audaz, sino también mejor coordinada entre los niveles de gobierno y
sectores de la sociedad.
El programa de trabajo está diseñado, además, para apoyar la
implementación donde más importa, amplificando enfoques efectivos y
ayudando a los actores del ecosistema climático a comprender cómo su
trabajo se conecta con los sistemas que impulsan la vida cotidiana. Cada
objetivo cuenta con el apoyo de Grupos de Activación, conformados por
iniciativas que ya trabajan en ese espacio. Estos grupos son responsables
de identificar barreras, coordinar esfuerzos de implementación, compartir
soluciones prácticas e informar sobre los avances.
Los avances se vienen compartiendo a lo largo del año y se revisarán en
noviembre 2025 durante la COP30 que se realizará en la ciudad de Belém,
Brasil como parte de un esfuerzo más amplio para definir un enfoque más
coherente, responsable y duradero para la acción climática.
Conclusión
Combatir el hambre y promover la seguridad alimentaria, por ejemplo, es
un factor clave de resiliencia y un objetivo a largo plazo según al Artículo
2.1 (b) del Acuerdo de París.
La naturaleza multifacética del desafío climático exige soluciones
innovadoras que se adapten a las circunstancias regionales, nacionales y
locales para beneficiar a más comunidades y países.
Se debe impulsar la acción climática global mediante la coordinación de los
esfuerzos de las empresas, la sociedad civil y todos los niveles de gobierno.
Debemos todos, gobiernos, empresas, inversores, ONGs, académicos y
ciudadanos intensificar nuestra respuesta global al cambio climático.
Fuente: ONU/CMNUCC/AAPN.-
* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Educación y Comunicación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)
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