5 de octubre de 2025

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Malvinas: por fin se están destapando varias cosas sobre la guerra

Malvinas: por fin se están destapando varias cosas sobre la guerra. Quienes estuvimos bajo bandera (haciendo el Servicio Militar Obligatoria) en la época de la guerra de Malvinas, fuimos testigos de las aberraciones que cometían los suboficiales y oficiales, no todos por supuesto.

Hoy, y por suerte, grupos de excombatientes de Malvinas, están dando testimonios de las torturas físicas y psicológicas sufridas de parte de sus superiores, algunos de esos testimonios los publicamos aquí:

Denuncian torturas y antisemitismo en la Guerra de Malvinas

El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Nacional, Guillermo Torremare, habló sobre el pedido de que las torturas y el antisemitismo contra soldados que combatieron en la guerra de Malvinas sean considerados delitos de lesa humanidad.

-Ya hace un tiempo que se iniciaron estas causas. No pudieron avanzar porque la Cámara de Casación Penal consideró que eran delitos comunes con lo cual había prescripto. Hoy ya se relevaron 200 causas de tratos inhumanos en la guerra y hay 100 militares acusados. Ahora fue elevado a la Corte Suprema y se deberá determinar si son o no delitos de lesa humanidad –explicó el abogado especializado en Derechos Humanos y Derecho Laboral.

También expresó que “para las organizaciones de Derechos Humanos son delitos de lesa humanidad y consideramos que esos militares llevaron el terrorismo de Estado también a Malvinas”.

Además comentó que los soldados de origen judío “tenían un trato más severo, con lo cual quedaba demostrada la idiosincrasia fascista de quienes gobernaban en aquel momento”.

La causa judicial que investiga a un centenar de exmilitares por presuntas torturas a soldados de su propia tropa durante la guerra de Malvinas de 1982 lleva once meses paralizada y se encuentra «al borde de la impunidad», según explicaron voceros judiciales consultados por Télam.

El caso que tramita el Juzgado Federal de la ciudad fueguina de Río Grande desde 2007 pasó a un letargo indefinido en mayo del año pasado, cuando la jueza Mariel Borruto decidió esperar un pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia acerca de si los hechos investigados constituyen o no delitos de lesa humanidad, condición esta que les otorga imprescriptibilidad.

Borruto ya se había expresado en distintas ocasiones en el sentido de que los estaqueamientos y enterramientos denunciados por un grupo de ex combatientes representan ilícitos imprescriptibles. De hecho, había procesado en febrero de 2020 a cuatro de los exmilitares imputados, en un fallo que luego confirmó parcialmente la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia, Chubut.

Sin embargo, el 4 de mayo de 2021 un pronunciamiento dictado por mayoría por la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal abonó el criterio de que los supuestos ilícitos están prescriptos.

El fallo de Casación fue recurrido por la Fiscalía y los querellantes ante la Corte Suprema, con lo que la jueza fueguina optó por aguardar el trámite que tendrán esas actuaciones antes de continuar con la causa.

La paralización de las pesquisas resulta necesaria para «evitar el dictado de pronunciamientos contradictorios dentro de un mismo proceso -dada la conexidad y acumulación de expedientes- y ante idénticas o análogas situaciones en aras de preservar la igualdad ante la ley y la buena administración de justicia», escribió Borruto para fundamentar la parálisis del expediente.

El comienzo de la pesquisa

La investigación tuvo su origen en una denuncia presentada en 2007 por el entonces subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel, quien recolectó los primeros 25 casos de supuestos tormentos a soldados, incluyendo estaqueamientos y enterramientos por pedir o procurarse alimentos.

En la causa siempre convivieron opiniones encontradas sobre si los hechos formaron parte de un plan sistemático contra los soldados, lo que los clasificaría como delitos de lesa humanidad (por lo tanto imprescriptibles) o si en cambio se trató de sucesos aislados protagonizados por un grupo de militares.

La causa se encuentra al borde de la impunidad Foto Leo Vaca

La causa se encuentra al borde de la impunidad. Foto: Leo Vaca.

En las actuaciones judiciales aparecen descriptos una serie de tormentos, en su mayoría represalias de militares hacia soldados que, ante situaciones de hambre extremo, intentaron procurarse su propio alimento mientras la guerra continuaba a su alrededor.

Quiénes fueron los reclutas sometidos

Se trata de los soldados Jorge Ramón Diez, Carlos Raimundo Rodas, Elvio Emilio Nis, Antonio Horacio Gallardo, Román Orlando Solís y José Rubén Suárez, quienes llegaron a sustraer y comerse una oveja. Por ello, fueron «obligados a sentarse en el interior de un pozo, para luego ser enterrados hasta el cuello, sin abrigos y sin cascos, entre nueve y diez horas», puede leerse en la causa.

Por su parte, al soldado Mario Roberto Sauco se lo castigó «obligándolo a colocar sus pies cerca del fuego, con sus borceguíes y medias, ordenándole que no se moviera durante un día, para luego ser obligado a volver a su posición, circunstancia que le produjo ampollas en los costados de los dedos grandes».

En tanto, el conscripto Carlos Argentino Pereyra fue «estaqueado por un plazo estimado de ocho horas bajo una nevada, ello a modo de castigo por un supuesto hecho de robo de comida», mientras que Edgardo Oscar Arnoldo, fue «estaqueado durante 4 o 5 horas en los que estuvo atado de manos y pies con un nylon cubriéndolo durante un bombardeo nocturno» por «robar comida perteneciente a sus superiores».

Otros dos soldados -Daniel Martínez González y Rosendo Prado– fueron obligados por sus superiores a «realizar movimientos vivos sobre el barro con hielo bajo la nieve mientras sufrían amenazas de ejecución».

Las torturas hacia los exsoldados fueron realizada por los propios jefes de las tropas argentinas Foto Leo Vaca

Las torturas hacia los exsoldados fueron realizada por los propios jefes de las tropas argentinas. Foto: Leo Vaca.

«Con posterioridad, en circunstancias en que no se podían levantar debido al cansancio y al frío, sus superiores les habrían efectuado entre 6 y 7 disparos entre sus piernas y los habrían hecho parar en posición de firme mientras les pegaban con una barra de acero que se utilizaba para limpiar los caños de los fusiles. Por último, fueron estaqueados, atados de pies y manos durante 10 o 12 horas», indican las actuaciones judiciales.

Al soldado Juan de la Cruz Martins, «le habrían sumergido la cabeza en agua fría mientras lo golpeaban por haberse quedado dormido en la guardia», y a Julio César Mas lo «estaquearon de pies y manos sobre la tierra helada a la intemperie» una semana antes de producirse la rendición, el día 14 de junio de 1982.

La sustracción o búsqueda de comida aparece como el motivo de las torturas en el resto de episodios que analizan los investigadores, mientras que entre las consecuencias de esos actos hay casos más graves, como el del soldado José Alberto Yanevich a quien sus superiores habrían agredido verbalmente y posteriormente habrían estaqueado «junto a los soldados González y Guayare por más de dos días, así como le habrían roto la nariz de un culatazo».

Mientras estaba estaqueado, Yanevich fue alcanzado «por la deflagración de una bomba que le produjo una ceguera momentánea que habría derivado en una permanente».

Télam.-