Se dice que en Roque Pérez habrían gente que hizo lo mismo.
Un hombre se autovendió lotes de una persona fallecida por unos 130 millones de pesos. Ofrece devolverlos para conseguir la impunidad.
El acusado de realizar una estafa millonaria al robarle tres campos a los herederos de una persona fallecida ahora ofrece devolver esos bienes mediante una «oferta de donación» y que eso «finiquite el conflicto». Restituir el botín para conseguir impunidad. Para los investigadores el presunto ladrón de guante blanco es “un insolvente que vive en un rancho” y sería la fachada de una organización de profesionales del sur provincial.
Luis Celio Restovich, el acusado, concretó la compra fraudulenta de tres campos de Luis Néstor Ferrari, muerto en 2003, los cuales están valuados en al menos 130 millones de pesos.
Según publicaron en el portal Rosario 3, la maniobra de Restovich, consistió en fraguar un poder que Ferrari, el dueño de los lotes, le habría otorgado a él en diciembre de 2001, dos años antes de perder la vida. Con ese documento apócrifo, el acusado hizo de vendedor y de comprador al mismo tiempo. Se autovendió los tres campos y preparaba una nueva transferencia.
Como la mujer de Ferrari murió en 2002 y no tuvieron hijos, la sucesión quedó en disputa entre los hermanos y sobrinos del propietario. El estafador buscó aprovechar ese aparente vacío pero la abogada y administradora de la sucesión, Lea Silvia Kreimer, detectó la irregularidad y comenzó a desandar el camino burocrático.
Kreimer –que actuaba desde agosto de 2008 para administrar los bienes del difunto hasta definir el conflicto entre herederos- pidió constancias en los distintos registros de la propiedad y a colegios de escribanos.
La administradora de los bienes también presentó la denuncia penal ante el fiscal Juan Pablo Lavini de Venado Tuerto y una medida cautelar innovativa ante el Registro de la Propiedad. Así frenó el negociado.
Al revisar el caso, quedó claro que Restovich era insolvente, con domicilio en una casa sencilla en un barrio de Venado Tuerto y con causas por defraudación en su contra, señalaron fuentes de la investigación. “Es una persona que vive en un rancho y tiene bienes por 100 millones de pesos. ¿Cómo se explica?”.
La sospecha es que la maniobra responde a otros responsables, abogados y escribanos de la zona, y que Restovich funcionó como un prestanombre de ellos.
Además del supuesto testaferro, los papeles presentados para la transacción no estaban en orden. El poder que Ferrari, el dueño original de los campos, le dio a Restovich en 2001 fue firmado por el escribano Horacio Jorge Murcho en San Fernando, Buenos Aires. Ese profesional en realidad ya estaba jubilado a esa fecha (se retiró en 1998).
Con esos nuevos datos, Kreimer elevó el 5 de agosto de este año la documentación ante el Registro de la Propiedad provincial, que dio curso a una investigación de la oficina de Delitos Económicos.
Entre tanto, Restovich presentó un escrito por medio de su abogado Andrés Leonardo Virgilio, en donde manifiesta su “intención de conciliar con la denunciante y los eventuales herederos de la sucesión de Ferrari, para reintegrar la titularidad de los inmuebles objetos de este litigio”.
El planteo se enmarca en el Código Procesal Civil y Comercial y el Código Procesal Penal, ambos de la provincia, que “admite la posibilidad de acuerdo de partes, para finiquitar todo conflicto patrimonial suscitado”. Por eso, solicitan una “audiencia de conciliación al juez”.
De prosperar, una estafa multimillonaria con varias personas damnificadas –detectado por la abogada administradora, primero, y la provincia, después- podría quedar sin castigo aparente. El accionar de la defensa tendría dos planos: llegar a un acuerdo en la parte civil para después alivianar la acusación en el fuero penal (de una eventual asociación ilícita a tentativa de estafa). m1.-
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